martes, 3 de julio de 2012

lunes, 12 de mayo de 2008

LA CULPA Y EL AUTO-PERDON

No es nada sencillo realizar la Gran Obra del Padre.

Sucede que tenemos el centro de gravedad en la personalidad, y todo lo que la alimenta y fortalece nos parece lógico, normal y bueno; así fuimos criados y educados.
El mundo en que vivimos - que no es otra cosa que la extensión de nosotros mismos - desconoce por completo todo lo concerniente al espíritu.
La mayor parte de nosotros– recordemos que somos un 97% de egos - y del mundo exterior (incluido la educación, cultura, familia, sociedad, etc.) se resisten a cualquier cambio.

Cuando nos llega la Gnosis - un mensaje puro, claro y práctico de cómo llegar y encarnar a Dios - todo se vuelve en contra, hasta la propia naturaleza.

Frente a este panorama desalentador, debemos tomar una actitud realista y valiente.

No nos largan a la batalla a luchar con un bouquet de flores, por el contrario, contamos con el Logos Solar que quiere convertirnos en Hombres Solares, con un poderoso ejército integrado por nuestro Real Ser y los diferentes aspectos que lo componen – destacamos nada menos que a la Divina Madre Kundalini, al Cristo Íntimo, nuestra propia Esencia, los 12 apóstoles, etc. – con la Logia Blanca que está dispuesta a protegernos, ayudarnos, asistirnos, instruirnos, y finalmente contamos para esta dura pelea, con el Logos de la Fuerza, quien nos dejó la Doctrina concreta para regresar al seno del Padre; hablamos naturalmente de nuestro Gurú Samael Aun Weor.
¿Qué más necesitamos?

En las universidades se estudia lo relacionado con el mundo físico, la personalidad y la mente. Muy poco se sabe - y menos se enseña – lo relativo a la cuarta dimensión y otras superiores; quizás algo en algún laboratorio o cátedra de parapsicología, o donde se estudie el átomo. Del espíritu, del alma, puede ser que se hable, pero en ese ámbito no se conoce nada.
En la psicología contemporánea se llama espíritu a lo que es mente y de ésta se sabe algo en su nivel más superficial. ¿Qué se conoce de la conciencia en sí, de los distintos niveles del subconsciente, de la infraconciencia, de la supraconciencia? …prácticamente nada. ¿Cómo se puede hablar del ser humano si no sólo se desconoce sino que se niega todo sobre existencias pasadas, los principios anímicos y el Ser? Cuando se da un concepto psicológico por cierto, se ignora que únicamente abarca la personalidad actual y un poco de la mente.
Por ello es que en la psicología contemporánea, con la mejor intención se aconseja fortalecer la auto-estima personal – y no la espiritual - el ego, y se habla de la individualidad como algo seguro y concreto.

Es completamente comprensible que si no creemos en otras existencias pasadas, en la vida después de la muerte - algunos ni en Dios o el alma - se estudie sólo lo más tangible y cercano, como lo es el cuerpo físico, los afectos, la mente, el ego y la personalidad. De todo esto, es natural deducir que se busque fortalecer y desarrollar las cualidades que poseen, en busca de una relación más armónica con el medio y de satisfacer la necesidad de manifestación que poseen dichos aspectos psicológicos.

Que esto se pueda comprender, no quiere decir que se comparta.

La doctrina gnóstica y el conocimiento directo nos enseñan que somos una pluralidad psicológica, que no tenemos individualidad, que nuestra personalidad energética es temporal y falsa pues está al servicio de los agregados psíquicos y no del Ser. Expresa claramente que esos múltiples yoes que cargamos en nuestro interior vienen de existencias anteriores y que seguimos creando otros en el presente, que son tiempo y dolor. Por otro lado, nos dice que tenemos al Ser, que existen los mundos superiores e inferiores de conciencia, y fundamentalmente que debemos despertar, morir, nacer y servir a la humanidad.

Una tiene su fundamento en la personalidad y la mente durante esta vida, mientras que la otra (la Gnosis) estudia al hombre como tríada de cuerpo, alma y espíritu, en el pasado, presente y futuro, buscando cambiar el centro de gravedad de la personalidad a la esencia, a fin de lograr la auto-realización íntima del Ser.

Si sentimos el llamado espiritual de iniciar una revolución interior, un cambio radical, y queremos atender ese reclamo que viene de lo más profundo del espíritu, debemos ser muy cuidadosos, y no confundirnos con promesas fáciles y caminos tentadores que nos conducen en sentido radicalmente opuesto al que anhelamos recorrer.

A modo de ejemplo, hemos escuchado el comentario que los gnósticos con eso de eliminar el ego, generamos un gran sentimiento de culpa, nos fanatizamos con aquello de la muerte de los agregados psicológicos y nos traumamos. También hemos visto como se ha puesto de moda lo de aprender a perdonarse a sí mismo, a fin de liberarnos.
Ambos conceptos (sentimiento de culpa y perdonarse a si mismo) presentan un panorama tentador para aflojar las tensiones y tomar en forma menos dramática el trabajo esotérico gnóstico. La tentación es fuerte, la mente está dispuesta a aceptar gustosamente, y se tiene un sentimiento de alivio ante tan prometedor aporte.

Tanto la culpa como también el pasado pueden atarnos, torturarnos y destruirnos si vivimos bloqueados en ellos.

El gnóstico no se petrifica observando dolorosamente su vida hacia atrás, carcomiéndose por un sentimiento culpa. Por el contrario, trabaja el ego que es tiempo, que es memoria, y mediante la comprensión - sintiéndose responsable por el error cometido - elimina ese agregado psíquico con el poder mágico de la Divina Madre Kundalini, liberándose tanto del ego como del mismo sentimiento de culpa.
No debemos traumatizarnos por descubrir que somos responsables por nuestras acciones pasadas. Nada está más lejos de una labor seria sobre sí mismos, que crear un complejo de culpa por trabajar un yo determinado. Si esto sucede, el trabajo está mal hecho.

Samael nos dice que “Somos capaces de renunciar a todo, menos a nuestro pasado y a nuestro dolor”.

Esa renunciación, esa liberación se hace con la ayuda de los átomos liberadores del Ser, lo cual no quiere decir que no debamos mirar ni estudiar más nuestro pasado, porque sería dejar de trabajar el ego, que es tiempo y dolor.
Lo que debemos hacer es dejar de vivir en el pasado, en nuestro abolengo, en las tradiciones, en las costumbres, en nuestros resentimientos, odios, deseos, sufrimientos, etc., o atarnos a nuestras derrotas o triunfos circunstanciales, creyéndonos dueños de lo que hicimos y lo que obtuvimos, cuando simplemente somos meros administradores por un tiempo efímero de lo que tenemos.

Por el contrario, debemos establecernos firmemente en la filosofía de la momentaneidad, viviendo el “aquí y ahora”, el presente, libres de todo sentimiento de posesión temporal, sin ataduras con el pasado.

Debemos dejar de ser tan morbosos con el dolor que nos provocan los agregados psíquicos, y sacrificarlo definitivamente.

¿Cuantas veces observamos - y participamos - en esa curiosa competencia coloquial que se produce en la sala de espera de un consultorio médico, en la cual buscamos ganar al interlocutor ocasional con la experiencia más dolorosa y cruenta?
Es que los seres humanos – o mejor dijo los animales intelectuales – somos en verdad raros.

Se define a la culpa como “la acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado”. Claro está, que al comprender y comprobar que cometimos un error, debemos sentirnos responsables por tal hecho; es “normal” que así suceda (aunque no muy “común” hoy en día). Vivir torturándose, diría con morbosidad, con ese dolor por el daño causado, no es correcto; es un error.

Ese sentimiento que surge de comprender que somos culpables de algo, va asociado al de arrepentimiento (sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo). Se podría decir que no podemos arrepentirnos si no nos sentimos culpables o responsables de haber hecho u omitido de hacer algo; por eso es que van prácticamente juntos.
Si conducimos un automóvil y “distraídos” (léase “dormidos”) atropellamos a una persona que está cruzando una senda peatonal, aunque no la hayamos lastimado gravemente, es natural y normal que nos sintamos culpables del desgraciado acontecimiento. Por ende, nos sentimos responsables de lo sucedido y si aún tenemos un poco de esencia libre, seguro que simultáneamente nos arrepentimos de no haber conducido más concientes, en estado de alerta percepción, con mente serena, etc.

Descubrir el error, y entender que somos los causantes de provocar con ello un dolor, nos lleva a sentirnos culpables obviamente del daño causado y también arrepentidos. Si sometemos este descubrimiento a la meditación, podremos comprenderlo en profundidad y rogar a nuestra Divina Madre Kundalini que elimine al o a los agregados psicológicos que intervinieron en dicho evento.
Ahora bien, si a ese sentimiento de culpa lo dejamos manifestarse en la mente, en el centro emocional, etc., nos identificamos con él, y morbosamente lo alimentamos permitiendo que crezca, se complique, se relacione con más agregados psicológicos y lo dejamos que se apodere de nuestra maquinaria psicológica, es muy claro que creamos un monstruo y que tenemos que trabajar ese complejo urgentemente.

Como consecuencia del dolor que el proceso de auto-conocimiento de los yoes produce y de las consecuencias que acarrea para la personalidad y el ego, surge en el momento actual, como por encanto, el bálsamo refrescante y novedoso de “perdonarse a si mismo”.

En primera instancia su sola mención nos produce alegría al vislumbrar un alivio, una tregua en la dura brega, que la personalidad está enteramente dispuesta a aceptar y los yoes enloquecidos por apoyar incondicionalmente dado que esto significa que la sentencia de muerte queda suspendida, o aplazada definitivamente.

Reflexionando sobre esto de perdonarse a sí mismo, resulta claro que no se refiere a una acción de carácter espiritual, pues sabido es que sólo la Divinidad puede llegar a perdonarnos (la Divina Madre Kundalini, la Ley, etc.). Hasta se ve absurdo a la personalidad o al ego perdonándose a si mismo. Por defecto, si es algo de corte personal o mental, está claro que lo que se está buscando es calmar un poco el sufrimiento que produce el pesado fardo de nuestros errores; por ese sendero, seguro es que el ego no muere.

Recordemos que para que se produzca la destrucción del cualquier yo, debe existir un proceso didáctico de auto-observación conciente, auto-descubrimiento, análisis, se debe someter a la meditación profunda para que surja la comprensión y posteriormente culminar con la eliminación del agregado psíquico.
No es un proceso mecánico, es conciente, y se deben pasar por grandes crisis emocionales, se debe sentir dolor por el daño causado, arrepentimiento, de esta manera nuestro Kaom interior, el Juez interior, puede dictaminar la ejecución del ego y la Divina Madre Kundalini empuñando la lanza de Eros, lo pueda eliminar. Pero si no nos sentimos responsables por el perjuicio ocasionado (sea a otros o a nosotros mismos), si no nos sentimos culpables, el Juez no puede decretar la destrucción del agregado psíquico ni la Serpiente Sagrada descargar el Fuego Divino sobre esa entidad tenebrosa que hemos descubierto.

Debemos tomar en cuenta que también generamos karma por el agregado psíquico que creamos y que nos produjo daño personal, o a otras personas.

"Si el devoto verdaderamente se resuelve a corregir sus errores y a hollar la senda de la santidad, puede pedir a la Divina Madre el perdón de su Karma pasado, y la Madre Divina lo perdona. Pero si el devoto no se corrige ni sigue la senda de la santidad, es entonces inútil pedir perdón a la Madre Divina, porque ella no lo perdona.
La Madre Divina perdona a sus hijos arrepentidos verdaderamente. Ella sabe perdonar a sus hijos porque son sus hijos.
Todo el Karma de las malas acciones de pasadas reencarnaciones puede ser perdonado por la Madre Divina. Cuando el arrepentimiento es absoluto, el castigo sale sobrando."
(EL MAGNOS OPUS del V. M. Samael Aun Weor)

En el libro Sí, hay infierno, Sí, hay diablo, sí, hay karma, nuestro Gurú expresa lo siguiente:
"Surge, a simple vista, nuestro modo de comprender la expiación de culpas. Jamás podríamos concebir que alguna cuenta expiatoria, por grave que esta fuese, no llegase por último a un final. Es claro que la Justicia Divina jamás fallaría. Toda culpa, por grave que ésta sea, tiene su equivalente matemático exacto expiatorio; no es posible pagar más de lo que se debe, y si la Divinidad cobrase más de lo debido, obviamente no sería justa."

A veces ese karma es grande y para eliminar el ego en cuestión, la Divina Madre debe esperar un tiempo determinado. A veces no sentimos que haya muerto el defecto psicológico que estamos trabajando, pero hay que pagar el precio por haberlo creado.

Es fácil de entender que si destruimos la vida de una persona o una familia en un arrebato de odio y violencia, pues con haber comprendido en meditación que estuvimos mal, no vamos a pretender que Devi Kundalini Shakty elimine ese, o esos monstruos interiores que cargamos dentro y que hicieron tanto daño. Menos aún nos parece sensato, sino más bien absurdo, que para mitigar el dolor de sentirnos culpables, nos perdonemos a sí mismos y le demos unas vacaciones al ego, al Ser y a nuestro trabajo esotérico gnóstico, tan ingenuamente.

Las presiones de arrastrar un error del pasado, la culpa de una actitud equivocada – entre otras causas – nos lleva a vivir angustiados, tensos, irritables, frustrados y a la larga puede quebrantar nuestra salud. Cuando uno comprende esta situación que está viviendo, dicen que puede perdonarse a si mismo
Un escrito expresa sobre el tema:
“Cuando uno se perdona así mismo, ocurren cosas maravillosas. Cada vez que no aceptamos algo dentro de nosotros mismos hay cierta tensión y una energía estancada en el campo. Estas distorsiones a la larga llevan a enfermedad. Cuando nos perdonamos, desbloqueamos el flujo de energía.”

En el trabajo esotérico gnóstico, se vive de otra manera. Samael dice en la conferencia Como cristalizar Alma:
"Con esto de que “el agua debe hervir a cien grados”, estoy hablando de forma parabólica: Quiero decir que necesitamos pasar por grandes crisis emocionales para desintegrar cada defecto de tipo psicológico.
Sé del caso de una hermana gnóstica que esta trabajando en forma terrible sobre sí misma, con peligro hasta de enfermarse del corazón. Esa hermana, en tremendos y supremos autoarrepentimientos, llora diariamente y gime, sufre, nunca se ha creído más que nadie, y sin embargo, es un Bodhisattva caído, el Bodhisattva de un Ángel (¡ojalá muchos imitaran ese ejemplo!).
Quiénes así actúen, con supremo arrepentimiento, trabajando sobre tal o cual defecto de tipo psicológico, incuestionablemente van desintegrando, uno a uno, los agregados psíquicos, y en su reemplazo irá cristalizando en ellos, eso que se llama ALMA”.

Me surgen algunas preguntas:
¿Es posible que la Hermana Gnóstica que cita el V. M. Samael no se haya sentido “culpable” de haber creado esos defectos psicológicos?
¿Será que debió perdonarse a sí misma para evitar enfermarse por el remordimiento que sentía en los procesos de destrucción del agregado psíquico?
¿Podemos libremente pensar o afirmar que con sólo calentar el agua a 60 grados en lugar de 100, sin sentir mucha responsabilidad por el daño causado (culpa), sin pasar por el dolor de la crisis emocional, “perdonándose a sí mismo”, puede uno eliminar el ego?

Finalmente, al perdonarse a sí mismo… ¿quién perdona a quién?
Para terminar con estas reflexiones, recogemos las siguientes palabras del Avatara de Acuario de la conferencia “Psicología del Autoconocimiento” (5º Evangelio):
"Así que, al intentar nosotros una transformación de sí mismos, tenemos que volvernos un poco más individuales (no quiero decir “egoístas”; subentiéndase esto como aprender a pensar mejor de una forma más independiente y perfecta), porque muchas sentencias sagradas (“máximas de oro”, como ya dije; aforismos que todo el mundo considera perfectos), realmente no podrían servir de patrón de medida para conseguir una transformación auténtica y una organización de la psiquis dentro de nosotros.
Se trata de organizar la psiquis interna, y tenemos que salir de tanto racionalismo de tipo subjetivo, e ir (como se dice) “al grano, a los hechos”: afrontar nuestros propios errores, como son; no querer nunca justificarlos, no tratar de huir de ellos, no intentar disculparlos. Se necesita que nos volvamos más serios; en la analítica tenemos que ser, dijéramos, más juiciosos, más comprensivos.
Si en verdad no buscamos escapatorias, entonces sí podemos trabajar sobre sí mismos para conseguir la organización del Hombre Psicológico y dejar de ser meros “animales intelectuales” (como hasta ahora somos)."

jueves, 27 de marzo de 2008

AUTOESTIMA

Nos resulta imperioso expresar la visión que tenemos sobre este tema, que según nuestra comprensión y a riesgo de equivocarnos, emplea términos similares a los gnósticos, pero difieren en su esencia pudiendo confundirnos y entorpecer el trabajo interior que estamos realizando.
No podemos negar la importancia de la autoestima como valoración positiva de sí mismo, a fin de llevar a cabo la magna empresa de la Autorrealización Íntima del Ser.

Resulta inconcebible poder siquiera comenzar a realizar el trabajo esotérico gnóstico, si no tenemos una valoración exacta de lo que somos, y si no sentimos amor a sí mismos. De ese conocimiento interior profundo y cierto, y de ese sentimiento puro hacia nuestra realidad interior, nace la confianza en nosotros para emprender la Gran Tarea.

Sin embargo, no debemos confundir la autoestima con querer a la personalidad, al ego o al mi mismo, error que comete la psicología académica al ignorar todo lo concerniente al mundo del espíritu y estudiar únicamente lo referente a la personalidad y la mente en general.

Recordemos lo que nos enseña el Maestro Samael en su libro la REVOLUCIÓN DE LA DIALÉCTICA, en el capítulo referente a Imágen, Valores e Identidad:
“Necesitamos mejorar la calidad de valores, identidad a imagen de sí mismos. Pienso que un cambio de valores, de imagen y de identidad, es fundamental. El animal intelectual, equivocadamente llamado hombre, se ha educado para negar su auténtica identidad, valores e imagen. Necesitamos pasar por una revolución total y por un cambio definitivo en la cuestión ésta de imagen, valores e identidad.”
Agrega más adelante: “La imagen exterior del hombre, y las diversas circunstancias que le rodean, son el resultado exacto de su imagen interior y de sus procesos psicológicos. Auto imagen es diferente, es el K.H. íntimo, el Hombre Kósmico, el Kosmos Hombre, nuestro prototipo divinal, el Real Ser.
Imagen, valores e identidad, deben ser cambiados radicalmente. Esto es revolución integral. Necesitamos identidad del Ser, valores del Ser e imagen del Ser.”

Cuando hablamos gnósticamente de autoestima o de valoración positiva de sí mismo, hablamos de amor a Dios, al Intimo, a la Divina Madre, hablamos de conocimiento y confianza plena en los valores de la esencia, de sus cualidades y facultades para auto realizarnos, y de conocer también las características que tiene nuestra personalidad para que nos resulte útil en nuestra labor.
En el mismo capítulo Imagen, Valores e Identidad, el Maestro nos dice: “Los valores del Ser constituyen la inteligencia. Las reservas de inteligencia son las diversas partes del Ser que nos guían y orientan en el trabajo psicológico relacionado con la aniquilación del ego y la liberación de la mente.”

Si el trabajo sobre sí mismos lo realizamos con la autoestima dirigida a la personalidad o al mi mismo, caemos en el craso error de fundamentar nuestro emprendimiento espiritual, en algo temporal, subjetivo, lo que nos puede llevar a navegar torpemente con un pie en un barco y el otro, en otro barco.

No rechazamos la personalidad, recordemos que ella es un vehículo energético que nace y muere en el tiempo, que es necesario e imprescindible para vivir y trabajar sobre si mismos, que puede ser un instrumento maravilloso si el Ser - y no el ego - se manifiesta a través suyo; por ende, depositar en la personalidad nuestra auto estima resultaría absurdo e inconsistente cuando es nuestra esencia, nuestro Ser, lo único real e imperecedero, fuente de todos los recursos, valores, conocimientos y facultades que requerimos para la Gran Obra.

Se nos ha enseñado que la personalidad es útil, necesaria e imprescindible en el trabajo interior hasta las últimas etapas en que debe ser destruida para que sólo el Ser se manifieste libremente. Pero de ahí a que la queramos o amemos, que nos establezcamos más fuertemente en ella de lo que estamos, es un error que puede estancar nuestro trabajo.

El V. M. Samael Aun Weor decía que no daba ni 5 centavos por él en referencia a su humana persona… ¿Dónde estaba su autoestima? Pues claramente estaba radicada en su Ser Interior, en Samael.
En su libro La Gran Rebelión, expresa: “Cuando uno reconoce su propia nadidad y miseria interior, cuando tiene el valor de revisar su vida, indubitablemente viene a saber por sí mismo que de ninguna manera posee méritos de ninguna especie.” Luego cita una de las Bienaventuranzas de Jesucristo: "Bienaventurados los pobres de espíritu porque ellos recibirán el reino de los cielos", y nos aclara “Pobres de espíritu o indigentes del espíritu, son realmente aquellos que reconocen su propia nadidad, desvergüenza y miseria interior. Esa clase de seres incuestionablemente reciben la iluminación.” ¿y la autoestima?

Del párrafo anterior no creo que algún defensor de la autoestima predicada por la psicología contemporánea, pueda extraer una línea con la que esté de acuerdo. Por el contrario, en sus lineamientos generales sostienen que la autoestima es el aprecio que tenemos por nosotros mismos, de nuestra forma de pensar, actuar y sentir.

Definen la autoestima como “el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. La autoestima, además es aprender a querernos y respetarnos”. Claro está que entienden a “nuestro ser” como “nuestra manera de ser”, en definitiva a todo aquello que constituye nuestra personalidad; y aquello de “aprender a querernos y respetarnos” va igualmente dirigido a dicha personalidad.

Nuestra apreciación sobre este tema, no implica destruir la confianza en sí mismos, o desarrollar un complejo de culpa, o sentirse tan poca cosa que nos quedamos paralizados mirando el piso temblorosamente.

Por el contrario, queremos que la confianza en si mismos sea auténtica, fuerte, segura, cimentada en el Ser, en lo atemporal, en lo Real, en las reservas de inteligencia o Aspectos del Ser, y no en valores subjetivos contradictorios, temporales, fuentes de dolor y miseria, ni en un vehículo energético que abandonaremos al morir y que se desintegrará lastimosamente en nuestro sepulcro.

Queremos estudiar nuestra personalidad para descubrir sus fallas, sus cualidades y utilizarla concientemente para bien de la Gran Obra del Padre y de la humanidad doliente. Para ello debe ser una personalidad fuerte, bien estructurada y alimentada. ¿Acaso la Madre Teresa de Calcuta no tenía una personalidad fuerte, su amor y confianza en Dios? Pero seguro estoy que su autoestima no era de orden personal sino netamente espiritual al igual que la del Maestro Samael.

Queremos evaluarnos, conocer nuestros aciertos y no tener miedo a sentirnos culpables por los errores cometidos, por el dolor que generamos a nosotros mismos y a los demás… de este reconocimiento del error, de su confrontación con el Ser surgirá naturalmente el arrepentimiento y la consecuente eliminación de las agregados psicológicos que cargamos dentro, merced a la intervención de nuestra Divina Madre Kundalini.

Samael expresa reiteradamente que la esencia es nuestra chispa divina, lo más digno que tenemos dentro, una fracción de nuestra Alma, que en ella está todo el conocimiento de la Gran Obra: “En la Esencia está la Religión, el BUDDHA, la Sabiduría, las partículas de dolor de nuestro Padre que esta en los Cielos y todos los datos que necesitamos para la AUTO-REALIZACION INTIMA DEL SER.” Obviamente, nuestra auto-estima debe radicar en ella, en lo que realmente somos y valemos.

Sólo con la autoestima bien alta, firmemente establecida en el Ser, tomaremos confianza cierta en sí mismos, podremos auto-conocernos e ir eliminando todo aquello que tiene sabor a ego, amaremos a Dios y a nuestro prójimo como a sí mismos, y podremos transitar por la senda que nos conduce a la liberación final.

viernes, 1 de febrero de 2008

COMIENZOS DE LA GNOSIS EN EL URUGUAY


Visto desde una óptica muy general, el Movimiento Gnóstico en el Uruguay luchó desde sus comienzos por mantener la unidad de la institución y la entrega de la doctrina, tal cual la dejara el V.M. Samael Aun Weor.
La etapa fundacional (1976-1977) se caracterizó por la labor misional de Luis Casale y su esposa Karina Elsesser, la obtención de la Personería Jurídica y luego el inicio de la difusión masiva de la doctrina gnóstica, con el impulso notable que le imprimió el Hermano José Miguel Sánchez.
Nuestro primer encuentro con Luis Casale y Karina, fue en una conferencia pública que este Hermano dictó en Montevideo.
Es indiscutible que a pesar del profundo sueño de conciencia, nuestro Real Ser hacía grandes esfuerzos en procura de obtener alguna reacción por parte de nuestra humana persona. En la inquietante búsqueda que el Maestro Interno dirigía desde el interior, la “causalidad” nos llevó a una supuesta conferencia sobre parapsicología que se iba a brindar en la calle Francisco Ros en el barrio de Punta Carretas de Montevideo.
Lo cierto es que no era una conferencia, más bien era una clase y de lo que menos se habló fue de parapsicología como ciencia; evidentemente no nos habían informado bien, pero el tema y las circunstancias fueron lo de menos.
La primera impresión sirvió para romper los esquemas que traíamos. No era un centro cultural, no era un club social, la dirección nos condujo a una casa de altos, en una calle bastante oscura de un barrio residencial. Tras abrirnos la puerta una alta y delgada joven – que resultó ser Karina – ascendimos una corta escalera y tuvimos acceso a una sala pequeña; nos ubicamos en las sillas que quedaban libres, integrando un reducido y heterogéneo grupo de asistentes de aspecto intelectual. Durante los minutos de espera antes de la disertación, observamos la improvisada decoración del lugar.
Un pizarrón verde enmarcado en madera, recostado sobre el respaldo de una silla, junto al resto de los muebles del living, aclaraba más nuestras posibles dudas de que se trataba de una casa de familia y no de un centro cultural. Sin que nadie lo anunciase, el propio Luis Casale entra de la habitación contigua, se da a conocer al público asistente, y escribe en el costado superior izquierdo del pizarrón, la enigmática palabra GNOSIS.
El tiempo que transcurrió no lo medimos; hubo una comunicación directa de esencia a esencia, que no conocíamos, y que nos dejó perplejos. Acostumbrados a la erudición intelectual, Luis nos impactó con su calidez humana, educación y el lenguaje sencillo con que trataba los temas más herméticos. Sin poses místicas ni rebuscamientos de ninguna especie, habló con el corazón y el mensaje nos llegó profundamente al alma. Habló con propiedad de algo diferente y respondía con seguridad a los planteamientos que se le formulaban
De aquél primer encuentro salimos ya entrada la noche. Cruzamos la calle rumbo a nuestro hogar y recuerdo el comentario que mi esposa expresó: “¡Esto es para nosotros, es lo que andamos buscando!”. No nos quedaba la menor duda, habíamos encontrado el camino que hacía muchísimo tiempo habíamos perdido, ahora sólo teníamos que transitarlo.
De ahí en más nuestra amistad con este matrimonio de Misioneros fue transformándose en una hermandad auténtica. No había mucho tiempo para compartir, pues ellos tenían la Dirección Nacional del Movimiento Gnóstico en Argentina. Viajaban cuando podían (a veces transcurrían semanas entre una visita y otra) y durante su estadía en Montevideo de dos o tres días, las charlas se convertían en extensos interrogatorios sobre la Gnosis por nuestra parte, estando a cargo de Luis, la instrucción, la planificación de iniciativas, proyectos, etc.
Al principio las reuniones se hicieron en la casa de la calle Francisco Ros que habían alquilado a tales efectos. Pronto tuvieron que dejarla para regresar a la Argentina y se buscaron lugares alternativos, tanto en la hospitalaria sede de Casa Americanista (donde se dieron las primeras conferencias de Gnosis en el Uruguay), como en la casa de mis padres o en un improvisado salón en un gimnasio de Artes Marciales. A aquel pequeño grupo de estudiantes no le importaba el lugar, sólo escuchar la clase, sacar apuntes y estudiar….
Al cabo de un tiempo, la instrucción se tornó más personal que grupal. La primera cámara que originalmente se formó se fue desmembrando paulatinamente y al poco tiempo quedamos sólo nosotros.
Sin programa y sin horario, las cátedras que Luis nos dictaba, versaban sobre el tema que surgía en el momento, cubriendo todo el espectro del campo esotérico. Tampoco tenían lugar en un salón de clase, sino donde nos encontráramos, ya sea caminando, almorzando o aún empujando el auto de Luis cuando caprichosamente nos dejaba – sin explicación mecánica conocida - varados en cualquier calle de Montevideo.
Al comienzo no conocíamos que quería decir ser un Misionero, ni sabíamos que ellos lo eran, pues para nosotros Luis era el conferencista de una institución llamada Gnosis. Lo descubrimos cuando en una conversación dentro del Peugeot, Karina menciona que el auto era su “hogar”, pues vivían viajando de ciudad en ciudad, de hotel en hotel, recorriendo tanto la Argentina como Uruguay, cuando no tenían que viajar a México a encontrarse con el V.M. Samael.
Las cartas que el Avatara de Acuario enviaba a Luis y Karina, asombrosamente las recibían en la ciudad donde arribaban, a pesar de los viajes que efectuaban sorpresivamente durante su misión, incluso a diferentes países. Esto que provocaba una nerviosa sonrisa en Luis, me dejaba estupefacto; poco a poco me iba introduciendo en el mágico entorno del Maestro.
El Congreso de Guadalajara en octubre – noviembre de 1976, significó para nosotros un silencio entre dos octavas musicales, pues los jóvenes Misioneros volaron a México un tiempo antes del evento a fin de colaborar con los preparativos del mismo, y no regresaron al Uruguay hasta semanas después de cerrado el Congreso, trabajando con proyectos, recibiendo directivas del Maestro, etc. Mientras tanto, nos visitó el Misionero Rudy Méndez quien nos complementó la instrucción con dedicación y entusiasmo.
Al regreso de México, Luis y Karina le dieron un fuerte impulso a la Gnosis en el Uruguay. Se planificó un ciclo de conferencias, comenzaron los primeros pasos en procura de obtener la personería jurídica y se buscó una sede para la novel institución.
Para las conferencias públicas que Luis quería dictar a fines de 1976 y principios de 1977, se consiguieron los majestuosos salones del Club Uruguay, en la ciudad vieja de Montevideo. Allí se organizaron importantes eventos que tuvieron un éxito rotundo: el 27 de diciembre ofreció “Civilizaciones Trascendentes” y el 19 de enero de 1977 “Los mayas, los aztecas y su mística”. A fin de asegurarse una prolija exposición, Luis escribía cuidadosamente a máquina el texto que luego iba a leer en público. No procedía así para las clases, en las cuales fluían ligeramente las palabras como si las evocase y extrajese de una pasado remoto o de las ignotas profundidades de su Ser.
En aquel verano, el trabajo de elaborar el texto de las conferencias, lo hacía muchas veces en nuestra casa. A veces me leía y preguntaba que me parecía tal concepto sobre un tema específico, lo que producía en mí el efecto de un Koan, dado que si bien había devorado y estudiado muchos libros de Teosofía, Rosacrucismo, etc. hasta convertirme en un “ratón de biblioteca”, de Gnosis no sabía absolutamente nada, y no alcanzaba mi atrevimiento para dar una opinión seria, ni mi mente podía responder acertadamente, pues aquello de lo que hablaba Luis, era algo verdaderamente nuevo, diferente…
El 7 de enero de 1977 se alquiló el local ubicado en la calle Yi 1387 piso 1, casi Avenida 18 de Julio, la principal del centro de Montevideo. Este hecho fue muy importante, ya teníamos donde recibir clases y dar conferencias, pero por otro lado, debíamos arreglar el local, alhajarlo, cumplir con los pagos del alquiler y obtener la personería jurídica, pues el gobierno de facto imperante en nuestro país, era muy estricto al respecto: el derecho de reunión estaba restringido y toda actividad pública debía registrarse previamente con toda la documentación vigente. Nuevamente Luis y Karina juegan un rol muy destacado, aportando de sus propios recursos, el dinero que se requería para poner en funcionamiento la Sede del Movimiento Gnóstico en el Uruguay.
Veinte días después Luis Casale recibe una carta del Maestro Samael, designándonos Presidente de la Comisión Directiva de la Institución lo que representó una delicada responsabilidad, y un mayor esfuerzo en nuestra preparación, dado que aún no habíamos culminado la 1ª Cámara.
En abril del mismo año, se comienza a gestionar la Personería Jurídica, trámite que culmina el 28 de junio, un día después de la consagración del Lumisial Apolo y de nuestro ingreso a la 2ª Cámara.
Ahora sí, con los papeles en regla, con sede, con la doctrina y con la fuerza del Logos de Marte, salimos a entregar el mensaje, en una lucha sin cuartel contra las adversidades del momento y nuestras propias limitaciones. Para ese entonces, el matrimonio Casale ya venía menos; en su lugar nuestro querido Hermano y Misionero Internacional José Luis Argañaraz y su esposa Miriam Rosa entregaban la Gnosis a nuestras inquietas esencias, y a los primeros estudiantes que se acercaban a la institución.
La difusión masiva comenzó con gran fuerza y dedicación con el concurso de los Misioneros Internacionales egresados del S.S.S., José Miguel Sánchez, Rodrigo Herrera y su señora María Elena.
La semilla había germinado durante una primera etapa de labor impetuosa y silenciosa, y ahora aparecían los primeros brotes de ese generoso árbol que albergó desde entonces a todas las almas sedientas de sabiduría y ávidas de vivenciar los Misterios de la Vida y de la Muerte.

miércoles, 30 de enero de 2008

LA DIFUSION DE LA GNOSIS

* Las circunstancias

La etapa siguiente a la fundación de la Gnosis en el Uruguay, fue sacudida por acontecimientos que dejaron profundas huellas en el alma de quienes les tocó vivirlas; hablamos de los años 1977 y 78. Se dieron situaciones contrastantes, algunas muy positivas, otras dolorosas, todas muy intensas y significativas para sus protagonistas.
Como aspectos motivadores, encontramos la fuerza extraordinaria y la protección que día a día prestara el V.M. Samael para hacer posible el desarrollo de la Gnosis, en circunstancias tan difíciles como los años de gobierno de facto por los que transitaba nuestro país. También hallamos el desarrollo progresivo, lento pero firme, de la difusión de la doctrina.
Comprendido dentro de los elementos dolorosos, mencionaremos la Nochebuena de 1977 cuando el V.M. Samael Aun Weor desencarnó, el alejamiento de algunos Hermanos de la Gnosis, la crisis ocurrida en el Movimiento Gnóstico Internacional, las controversias entre algunos bodhisattwas, etc.
Comencemos por esbozar el panorama social, político y religioso en que se encontraba nuestro país, a fin de entender mejor las circunstancias en la que se gestó y desarrolló nuestra institución en la década del setenta.
El Uruguay de aquel entonces sufría – como muchos países de América Latina – un severo enfrentamiento ideológico y armado que conmovió las entrañas de nuestra sociedad. Las dificultades económicas estaban expuestas crudamente y la violencia amenazaba con destruir la vida pacífica del pueblo. Acostumbrados a convivir en plena libertad, la situación transformó los hábitos y costumbres de los uruguayos; las sombras del temor encerraron a los ciudadanos en sus hogares, mientras los derechos fueron cercenados en procura de controlar a la subversión.
En el campo religioso, la libertad de culto se mantuvo, cobrando gran fuerza los grupos pseudo esotéricos, a la vez que el movimiento hippie coloreaba a una inquieta juventud, eclipsando con la siniestra presencia de la droga a esa generación de espíritu rebelde y noble corazón.
De estas circunstancias aprendimos mucho. El gimnasio psicológico era fuerte pero simultáneamente nos enseñaba con igual intensidad, a poner en ejercicio valores como la serenidad, paciencia, comprensión, prudencia, orden, libertad, etc., que nos pulían y mostraban un universo diferente, mágico, en que las piezas se movían secretamente por manos invisibles de quien nos observaba, protegía e iluminaba nuestros pasos, día a día, el Maestro Samael.
Aquellos que en principio parecían nuestros represores – de hecho lo eran arrasando muchos de nuestros derechos – terminaron ayudándonos en la tarea de difusión, asombrándonos con actitudes que no esperábamos recibir. Nos referimos a la labor realizada en los establecimientos carcelarios, puertas que nos abrieron sin reparos en el año 1981 para bien del desarrollo personal y espiritual de los que asistieron a las clases y para el nuestro en particular.

* Los primeros pasos y la Personería Jurídica

Regresando a los primeros años de surgimiento de la Gnosis en Uruguay, recordamos que con muy pocos conocimientos gnósticos y escasa experiencia, dado que aún estábamos en primera cámara, y en medio del ambiente controversial que se vivía, recibimos el 27 de enero de 1977 con sorpresa e ingenua alegría, la designación que nos hiciera el V.M. Samael como Presidente de la Junta Directiva de la Institución.
Aún sin personería jurídica, sus primeros misioneros ya luchaban por difundir el mensaje; nos referimos a quienes continuaron el meritorio emprendimiento inicial del Misionero Luis Florencio Casale, a la labor de José Luis Argañaraz y su Sra. Myriam Rosa. Este querido Hermano oriundo de la Provincia de Tucumán, Argentina, y egresado del Monasterio Kutumi de Buenos Aires – el Abad era en aquel entonces Teófilo Bustos - nos amplió los conocimientos con mucha mística y devoción, aspectos que era imprescindible recibir y profundizar para desarrollar armoniosamente nuestro trabajo interior, dada nuestra formación extremadamente intelectual.
Con mucho cariño recordamos a estos Hermanos, que con su ejemplo nos enseñaban como se podía cumplir con la Gran Obra, el hogar y el trabajo, en base a dedicación, entrega y equilibrio.
Era admirable observar como se puede inculcar y educar a los niños el respeto por lo sagrado. En las horas de meditación, toda la familia se volcaba al recogimiento; sus cuatro hijas acompañaban a José Luis y Miriam con respetuoso silencio. Mientras Carolina, Mariana y Silvana – las tres mayores – oraban en cómoda postura, la menor Hypatía – de tan sólo un par de años de edad - se sentaba entreteniéndose con algún juguete o durmiendo junto a su papá, sin hacer ruido ni provocar disturbio alguno, pues se le había enseñado que sus padres estaban conversando con “Tata” Dios y no debían ser interrumpidos. Con igual orden y respeto asistían para regocijo de la Hermandad a los trabajos de 2ª. Cámara, que era la “casa de Dios.”
En virtud que a principios de enero de 1977 habíamos alquilado el local para establecer la sede de la institución, las reuniones y clases se realizaban en dichos salones, aunque no habíamos obtenido aún la tan requerida Personería Jurídica. Poco a poco se fue alhajando con artículos de mobiliario que Luis Casale donó, junto a los aportes que los jóvenes miembros hacían para brindar algo más de confort a los asolados salones de la vieja casa de la calle Yi, en pleno centro de Montevideo.
El material de estudio con que se contaba, era mayormente el que tenían los misioneros, hasta que mancomunando esfuerzos con la Gnosis de Argentina, nosotros compramos libros del Maestro Samael a Otmaro Luna, los ingresamos al país, y luego Roberto Guarnido – el Director Nacional del Movimiento en el vecina nación – se llevaba una parte para cubrir las necesidades de sus estudiantes. Estas ediciones – autorizadas por el Avatara de Acuario – eran muy económicas, a fin de llegar a los más humildes con el mensaje.
La propaganda era muy rudimentaria. Como no contábamos con dinero, ni imprenta, mimeógrafo o fotocopiadora, sólo podíamos hacer unos afiches a mano con letras de molde, anunciar en algún diario o emisora radial amiga, y el recurso más utilizado, comunicar a los amigos y familiares las actividades de este joven movimiento espiritual.
La necesidad de más instructores – o Ejecutivos Internacionales como se les llamó por aquella época – se hizo imperante. Más aún cuando el 28 de junio obtuvimos la ansiada Personería Jurídica y adquiríamos la legitimidad de actuar públicamente con más derechos... y deberes.
Recuerdo que muy contentos le enviamos un informe al Maestro Samael donde le relatábamos la “gran noticia” que había sido aprobada la Personería Jurídica de la Asociación – luego de grandes esfuerzos e interminables trámites - y la consagración del primer Lumisial en el Uruguay, el Apolo.
La respuesta del Maestro expresaba:
“Me alegra BASTANTE saber que nuestro Movimiento gnóstico en Uruguay, está tomando forma en relación a legalizarla y además que ya existe una Asociación gnóstica, donde funciona 1ª y 2ª cámara. Ello es MARAVILLOSO. El movimiento Gnóstico en Uruguay debe ser de gran éxito; Mi fuerza interna está con vosotros ayudando siempre”. (Las mayúsculas es por nuestra cuenta).
En una primera lectura de la carta, las palabras del Maestro nos parecieron muy reconfortantes. Luego al volverla a leer, nos llamó la atención que se alegrara tan sólo “bastante” de que obtuviésemos la tan ansiada Personería Jurídica, dado que en aquellos duros años todo era muy difícil, y para nosotros había sido un gran triunfo conseguir la legalización del Movimiento. Por otro lado nos parecía un hecho más natural y accesible que funcionara la 1ª y 2ª Cámara, y… que se maravillara tanto con estos sucesos, pues… no lo entendíamos bien.
Con el pasar de los años, fuimos comprendiendo y compartiendo la valoración realizada por Señor de la Fuerza, sobre estos primeros acontecimientos ocurridos en nuestro país. Fue la consagración del Lumisial Apolo lo que permitió echar raíces firmes en estas tierras sureñas, crear una base sólida para proyectar la Gnosis y no, la obtención de la Personería Jurídica, aunque fue un paso “bastante” importante.

* Vienen 3 Misioneros del S.S.S.

La labor era mucha y había que improvisar dada nuestra inexperiencia. Debíamos programar y atender la difusión (clases, conferencias y propaganda), realizar las tareas administrativas (permisos, trámites, registro de los Libros de Socios, Caja y Asamblea, recaudar dinero para el alquiler y gastos, etc.), además de cubrir las actividades de corte personal como familia y trabajo fundamentalmente.
Se pidió a la Sede Patriarcal el concurso de más Misioneros, a lo que se nos informó su próximo arribo, pero el curso que estaban recibiendo en el Summum Supremum Santuarium de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, no concluía y nos inquietábamos al ver como el tiempo pasaba y no llegaban los refuerzos solicitados.
A mediados de 1977 - posiblemente por el mes de mayo o junio - arribaron a Montevideo luego de un largo y duro viaje por tierra, los tres Misioneros Internacionales egresados del S. S. S. Nos referimos a Rodrigo Herrera, su esposa María Helena y José Miguel Sánchez, quienes cumplieron una magnífica labor en la primera etapa de difusión y expansión de la Gnosis en Uruguay.
Vinieron a entregar la doctrina con dedicación total, colmados de entusiasmo y fuerza, con una visión muy completa y actualizada del mensaje.
El viaje lo costearon con sus escasos recursos económicos y la venta de libros del V.M. Samael que Otmaro Luna editaba y entregaba a los Misioneros para ayudarlos en sus traslados y primeros gastos. Al llegar a Montevideo, se sorprendieron gratamente al encontrar la institución ya formada, todo legalizado, con sede y estudiantes; eso sí, con muy poco dinero y mucho frío para personas acostumbradas al cálido clima caribeño.
No fue fácil sortear estas dificultades - más precisamente las económicas - pues en el país no había trabajo, y los que teníamos, nos alcanzaba sólo para nuestra manutención; los gastos de la asociación eran altos a tal punto, que para cubrir enteramente el presupuesto, lo hacíamos contando los centavos que aparecían “sorpresivamente” a último momento. Esto sucedía cuando llegaba un estudiante a pagar su cuota o adelantar un par de meses por haber cobrado un dinero extra, cuando se presentaba una persona desconocida a comprar muchos libros, o algún alma caritativa que donaba unos pesos, que “mágicamente” sumaban el monto exacto que necesitábamos para pagar las cuentas.
La cuota social la pagábamos todos, estudiantes, instructores y directivos. La administración de la asociación la dejamos en manos de los Hermanos de 2ª Cámara para mayor transparencia de la gestión; igualmente, todo lo supervisábamos para evitar errores involuntarios que pudieran perjudicar a la institución.
Al principio nos llenábamos de gozo al pensar que “lo habíamos logrado”, que llegábamos a cubrir los gastos. Luego ante la reiteración mensual de este recurso “mágico”, empezamos a darnos cuenta que había alguien más que actuaba con manos invisibles y nos traía lo necesario – ni un centavo más ni uno menos – para estar al día; no estábamos solos, el Maestro Samael estaba junto a nosotros y sabía de nuestras necesidades.
Cuando estos Hermanos colombianos empezaron a desarrollar su labor misional, se multiplicaron las actividades, los cursos y conferencias, haciéndose conocida en el ambiente intelectual y espiritual de Montevideo, la Asociación Gnóstica Cristiana Universal como se denominó en esa época. Aclaramos que la llamamos Asociación en lugar de Movimiento, debido a que esto último podía sugerir alguna agrupación de orden subversivo lo que sería arriesgado para la institución. De igual forma debimos actuar con el libro Psicología Revolucionaria, texto que Luis Casale editó en Argentina con el título Psicología de la Autorrealización, a fin de evitar investigaciones y requisas innecesarias.
Entre las actividades que se realizaban, figuraban las prácticas que hacíamos en el Parque Roosevelt – un predio de 350 has. poblado de eucaliptos, cercano a la playa que circunda Montevideo – integrando de esta forma a todos los estudiantes de primera y segunda cámara.
Luego de los ejercicios físicos, de mantralización, pranayama, meditación, etc., nos quedábamos a compartir un almuerzo al aire libre con lo que cada uno podía llevar. Acompañados por alguna guitarra, se cerraba la actividad con canciones que coreaba improvisadamente el grupo de entusiastas estudiantes. Entre ellos encontrábamos a jóvenes, personas mayores, niños, de distinto nivel cultural, económico y social, que intercambiaban su comida, sus opiniones con alegría y respeto. Era muy interesante observar la integración de hippies, roqueros, amas de casa, intelectuales, unidos por el llamado interior del Ser, convocados por el Avatara de Acuario; un cuadro pintoresco que acompañó por largo tiempo nuestras actividades de fin de semana.

* Luces y sombras

Una característica muy peculiar de nuestro país, es la relación existente entre el poder político y la religión. Por divergencias entre ambos, a comienzos del siglo pasado, la religión se separó del Estado, se creó la libertad de culto y la educación pública fue desde entonces netamente laica. Así se formaron generaciones de personas que asimilaron equivocadamente el proceso religioso con el de institución religiosa, y el desconocimiento sobre lo divino con un erróneo concepto de “objetividad” o laicidad. Ante estos hechos, una asociación que se presentaba públicamente como “Cristiana”, era rechazada prejuiciosamente antes de escuchar su mensaje.
Ante esta situación cuyos efectos percibimos con el tiempo, nos vimos en la necesidad de cambiar el nombre de Asociación Gnóstica Cristiana Universal por otro que invitase más a entrar y escuchar las conferencias. Como sustituir la denominación de la institución implicaba reformar los estatutos y por ende, un montón de trámites largos y tediosos gestionados ante las desconfiadas autoridades de turno, creamos un departamento encargado de la difusión denominado “Centro Gnóstico de Estudios Antropológicos y Culturales” con el cual nos presentaríamos públicamente. Si le agregamos las siglas A. C. (Asociación Civil) con que encabezábamos nuestras cartas y comunicados, estábamos a un paso de igualarnos con una de las cinco instituciones creadas por el Maestro Samael – AGEACAC - denominación que asumimos luego, cuando las aguas se calmaron.
El ritmo de la difusión creció y se aceleró; la gente que concurría a las conferencias públicas sobrepasó la capacidad locativa, y por ende las sillas no alcanzaban. Ante esta emergencia, como recurso provisorio (llegó a ser casi permanente), se invitó a los más jóvenes a sentarse en el suelo sobre almohadones para dejar a las damas y personas mayores que lo hicieran cómodamente en las sillas libres. El número de asistentes aumentaba; de treinta a cincuenta, luego a más de ochenta, hasta que sobrepasó ligeramente - ya en el año 1978 - las cien personas.
El hacinamiento que se producía el día que había conferencia pública era tan grande, que los pasillos se llenaban de público – sólo podían escuchar, no veían al conferencista – bloqueándole el paso hasta el frente del salón principal donde debía disertar. Cuando lograba hacerlo, se encontraba cercado por los más jóvenes sentados en el piso (los más agraciados sobre almohadones) con un escaso metro cuadrado de espacio libre, de pie, sin escritorio ni silla, ni podium o micrófono, elementos que era necesario sacrificar en procura de dar lugar a algún asistente más; era entonces cuando el Misionero se las ingeniaba – sin poder moverse mucho - para entregar la doctrina con la fuerza que recibía a raudales de su Gurú, el Avatara de Acuario.
En esos momentos de explosiva concurrencia, el mensaje revolucionario de la Gnosis sacudió todos los niveles místicos e intelectuales de las diferentes religiones y escuelas esotéricas, dando respuestas y enseñando a todos a vivir mediante la práctica, lo que antes se creía reservado para los santos y para los escritores esotéricos.
En octubre de ese año recibimos de manos de Luis Casale – quien nos visitaba cada vez más esporádicamente - una importante correspondencia del V.M. Samael Aun Weor. Nos entregó una carta designando a Rodrigo Herrera como Abad y a su esposa María Helena como instructora del Monasterio Kutumi de Buenos Aires, a fin de comenzar en febrero de 1978 un curso misional. Por otro lado, nos dio una motivadora carta ratificándonos en los cargos directivos.
La designación de Rodrigo Herrera y su esposa nos dejaba casi como al comienzo, con pocos misioneros para entregar el conocimiento. Esta situación motivó un nuevo pedido a la Sede Patriarcal de otros ejecutivos internacionales, y a pensar como extremo recurso, en la realización de un curso de instructores, para cubrir las necesidades imperantes.
La cantidad de estudiantes que ingresaban, nos había dado una confianza que nos hacía sentir muy seguros, protegidos y casi invencibles frente a cualquier obstáculo que se nos presentaba. Recuerdo que con vanidosas palabras nos ufanábamos de contar con el Maestro Samael encarnado, no con el mensaje de iniciados de otras épocas que ya no estaban entre los vivos y que sólo se podían leer en los libros, sino que nuestra doctrina se seguía enriqueciendo con los aportes incesantes del Maestro, era actual y revolucionaria; la verdad estaba ahí, e invitábamos a la gente a descubrirla en sí mismos.
Todo era muy “bello” como acostumbraba decir el querido Misionero José Miguel Sánchez; estábamos viviendo una edad de oro… Pero la lección no tardó en llegar y esta ocurrió cuando recibimos la noticia que el Maestro Samael había abandonado su cuerpo físico el 24 de diciembre de 1977.
El shock, la crisis, fue muy importante. Si bien se nos comunicaba que ahora estaba con más fuerza que nunca, que había recibido la Piedra Filosofal, que era el Cristo Rojo de Acuario, y muchas cosas más, fue muy difícil digerir esa impresión, dado que recién tenía 60 años y – por la lejanía y esporádica comunicación que teníamos con los círculos directivos más altos - ignorábamos siquiera que se había enfermado… esto nos golpeó muy duro, nos cayó como un balde de agua fría.
¿Cómo explicarlo a los Hermanos y estudiantes cuando ni nosotros lo podíamos comprender y asimilar?
Algunos queridos Hermanos, verdaderos guerreros de filas samaelianas, los descolocó, les movió las bases y confundidos se alejaron de la escuela, del trabajo interior, de la Gnosis. Esto fue otro doloroso revés para los incipientes pasos que estábamos dando. Mucho nos respaldábamos en estos paladines, verdaderos referentes del sendero que debíamos transitar interna y externamente.
Tan alejados estábamos de México, de las autoridades internacionales, que recibimos sólo una carta informándonos lo ocurrido con un par de frases únicamente. En la medida que nos llegaba algún otro comentario, la mente multiplicaba las preguntas, las dudas y el dolor.
Más adelante, una nueva visita de Luis y Karina nos dio respuestas precisas de aquellos procesos tan encumbrados que estaba realizando el Maestro Samael y de cómo había desencarnado. Ambos estuvieron muy cerca de Él, y de primera fuente recibimos la información que nos permitió comprender mejor todo lo sucedido, aunque nuestro dolorido corazón se resistía tozudamente a aceptar la realidad que luego comprobamos con el diario vivir: Samael está con más fuerza y vigencia que antes.

* Nuevos Instructores y el Congreso de Caracas

El 23 de enero de 1978 comenzamos a participar de un curso de instructores, labor que terminó José Miguel Sánchez, pues Rodrigo y su señora debieron partir para Buenos Aires al Monasterio Kutumi. Fue el 24 de marzo del mismo año que el Director del curso nos entregó la credencial de “Promotor y Orientador Gnóstico”… única en su especie… pero que se ajustaba mejor al perfil que desarrollamos y que luego desempeñamos al cabo de los años.
Entre “golpes y porrazos” - como solemos decir por estas latitudes - llegamos a mediados de 1978, cuando arribaron a nuestro país los Instructores David Guarnido y Mónica Sánchez. Luego lo hizo Eduardo Guarnido y su esposa Nieves Renila, ambos varones, hijos del anteriormente mencionado Presidente de la Gnosis en Argentina, todos oriundos de la Provincia de San Juan.
El ingreso de los Misioneros, permitió aventurarnos a abrir otro centro en la vecina ciudad de Pando, a escasos 50 kilómetros de Montevideo. Si bien la experiencia fue breve, se constituyó en el primer intento de expansión fuera de la capital. La calidez personal, la frescura y el impulso de la juventud de estos tres entusiastas Hermanos, reforzó singularmente la entrega de la enseñanza en las primeras cámaras y en las conferencias públicas que semanalmente dictábamos en nuestra Sede Central y en las que ofrecíamos mensualmente en los clubes sociales e instituciones culturales.
Fue en esta época que se creó un Jardín de Infantes – dirigido por las Hermanas Misioneras - para atender a los hijos de estudiantes gnósticos, experiencia muy rica que llenó de color, luz y alegría los añosos salones de nuestra sede central.
Ya para el mes de julio, nuestro querido Hermano y Misionero José Miguel Sánchez levantó definitivamente “sus tiendas” de tierras uruguayas para regresar a su añorada tierra natal - Colombia - feliz de haber cumplido una maravillosa labor, dejando un hermoso recuerdo en nuestros corazones y extraordinarias enseñanzas en nuestra conciencia.
En el correr del mismo año, nos llegó de la Sede Mundial la invitación a concurrir en agosto, al Congreso de Caracas, Venezuela.
Este encuentro internacional fue muy peculiar, fuerte y explosivo. Más precisamente, fue una especie de implosión dentro del Movimiento Gnóstico Internacional, que aplastó dentro de su entorno a muchos Hermanos, dividió en grupos a sus miembros… y como siempre, dejó tremendas enseñanzas para los que supieron aprovechar el gimnasio psicológico y los conocimientos gnósticos vertidos en muchas de las exposiciones realizadas.
En este caso, la distancia de Uruguay al epicentro de esta especie de “temblor” que sacudió el Movimiento, nos facilitó la sobrevivencia de la institución mediante la digestión por parte de los directivos nacionales y Misioneros de nuestro país, de las ondas emanadas desde Caracas. Se rescataron muchas experiencias positivas y se dejaron de lado lo que podía dañar a la Hermandad. De todas maneras, algunos miembros de la comitiva que viajó para participar del evento, al regreso se alejaron de los cuadros gnósticos con nuestro dolor y resignación.
La situación internacional se fue complicando un poco, y al cabo de unos años, empezamos a trabajar independientemente.
Ante los conflictos que se gestaban, tuvimos que asumir una posición objetiva y distante:
1. Una cosa son los Maestros y otra los bodhisattwas.
2. Respetamos a todos los Maestros, pero no seguimos a ninguno en especial, sólo a nuestro Cristo Intimo.
3. La enseñanza que impartimos es la dejada por el Avatara de Acuario, a quién reconocemos como el único y verdadero Patriarca, Samael Aun Weor.
Pero la vida continuó su camino y en octubre se inició el segundo curso de instructores realizado en el Uruguay - a cargo de quien escribe - del cual egresaron los Hermanos Hugo Martin, José Luis Novi y mi esposa Maty Solari.
Lentamente la asociación iba tomando un perfil propio: los miembros de segunda cámara desempeñaban funciones administrativas, directivas y ahora se incorporaban a la labor de difusión, tan necesaria para cubrir con el conocimiento legado por el Maestro Samael, todo el territorio nacional.

* Crecimiento de la Institución

En el año 1979 se hicieron los primeros intentos para abrir un Centro en Las Piedras, ciudad ubicada a unos 25 kilómetros de Montevideo. Se dictaron conferencias públicas en el club social más importante de la localidad, y como se fue haciendo costumbre, la respuesta del público siempre fue alentadora.
En la vecina población de Pando, se alquiló un local donde por un tiempo se intentó desarrollar la labor misional, pero el esfuerzo no fue suficiente. No logró afirmarse el novel mensaje en el corazón de la gente, y a los meses, escribimos una carta a la Directora Mundial de las Instituciones Gnósticas V.M. Litelantes, comunicándole con gran dolor, la posibilidad del cierre de dicho centro; al poco tiempo debimos hacerlo.
Sujetos a los vaivenes de la Ley del Péndulo, algunos instructores pasaron a pasividad, otros regresaron a sus países de origen, y nos vimos nuevamente en la urgencia de solicitar más misioneros para abrir otras Sedes Gnósticas y atender la difusión en Montevideo.
A fines de este mismo año, en vista que nos quedamos sólo dos Hermanos para dar clases y conferencias, la VM. Litelantes nos autorizó a dar otro Curso de Instructores, al cual se anotaron 15 ansiosos aspirantes. Dado que era nuestra segunda experiencia en este tipo de labor, nos vimos un tanto sobrecargados por el número de estudiantes y las otras responsabilidades que debíamos atender en la asociación. De todas formas, se hizo, y al cabo de unos cuantos meses, egresaron un importante número de Instructores para colaborar con la entrega de la enseñanza.
Un joven Hermano de Segunda Cámara nos aportó su enorme entusiasmo por el servicio a nuestros semejantes. Nos referimos al Dr. Alejandro Simonetti, excelente médico recién egresado de la Facultad, quien nos presentó en el Cotolengo Don Orione - una obra social extraordinaria - que atiende a enfermos con discapacidades físicas y psicológicas de diversa índole y entidad. Si algo de amor permitimos que se exteriorizara desde las profundidades de nuestro corazón, miles de veces más recibimos a cambio de estas almas torturadas por las difíciles circunstancias que les tocó vivir.
Muchos maravillosos recuerdos guardamos de aquellas mañanas de los domingos, cuando acompañados por algunos Hermanos visitábamos a los internados del Cotolengo, para limpiar los patios, ayudarlos a comer, jugar o simplemente conversar con ellos un rato, y regresar después a la comodidad de nuestros hogares.
Las demostraciones más simples de cariño, de agradecimiento, de amor, las recibimos de aquellas esencias. Se aprendió mucho más de esas vivencias que de la lectura de muchos libros que sobre el amor se han escrito.
A raíz de esta experiencia, creamos el Centro Gnostico de Asistencia Social designando como director a nuestro Hermano Alejandro Simonetti.
En el año 1981 se abrieron las puertas de la difusión de la enseñanza a todo nivel.
Mientras un par de instructores daban conferencias en la localidad de Suárez, nosotros respondíamos a una invitación a dar clases de Gnosis en un Curso de Periodistas en el Instituto de Estudios Superiores y a realizar un ciclo sobre Antropología Gnóstica en el programa de televisión “Teverama 80” en el Canal 5 del Estado, estos dos últimos proyectos a cargo de Fernando Pintos, un joven emprendedor con pujante y amplio espíritu investigador.
También en la Radio Panamericana y en CX 26 SODRE en el programa “En Familia” de Ángela Cáceres se nos brindaron oportunidades, que jamás rehusamos, por el contrario siempre aceptamos gustosamente, a pesar de no tener ninguna experiencia al respecto.
En agosto del mismo año, dos Misioneros uruguayos Gonzalo Ortiz y Carlos Novi - recién egresados de los cursos realizados en Chile y Guadalajara, México – partieron a la norteña ciudad de Salto donde comenzaron la sagrada labor de abrir un Lumisial. La primera conferencia que dictaron fue "Misterios Egipcios" el 18 de setiembre y el 25 del mismo mes ofrecieron "Psicología Gnóstica"; estas actividades permitieron establecer un bastión solar que aún hoy en día brilla, guiando y conduciendo a quienes buscan la liberación final, el Lumisial Ramsés, consagrado al año siguiente.
En octubre de 1981 partieron a Paysandú – otra ciudad a 400 kilómetros al norte de Montevideo – los Misioneros Héctor Oviedo y Remedios Calvo, un matrimonio que con singulares sacrificios sembraron allí la semilla de la doctrina entregada por el V.M. Samael. Pasaron pruebas muy duras, pero cosecharon excelentes resultados al abrir brecha en la localidad, cimentando la estructura de lo que luego fue el Lumisial Perseo en el litoral del país. De ese centro surgió el paladín gnóstico Luciano Buck, actual Director del Lumisial Ramsés de Salto.
Ya en 1982, continuamos entregando el conocimiento que nos legara el Maestro Samael, a través de los medios de difusión masiva. Seguimos en la radio, en el programa “Nuestra Casa” de Ángela Cáceres y comenzamos nuestros primeros pasos en la prensa escrita haciendo notas sobre Antropología en la Revista Noticias y en la página editorial y el suplemento del diario vespertino El Diario, donde hicimos nuestros primeros pasos como periodista.

* Las crisis en la asociación

Mientras a fines de 1982 continuaban las conferencias en la cercana población de Las Piedras a cargo del Instructor Amado Silva, una primera crisis institucional sacudió la asociación. Nos referimos a los seminarios que dictara el Abad del Monasterio de Guadalajara – Ernesto Barón – quien con prolífera labor dirigiera 13 cursos de Ejecutivos Internacionales formando cientos de Misioneros, pujando por una psicología práctica, fuerte, aplicando una metodología férrea que generaba un duro gimnasio psicológico con el cual muchos diferimos claramente.
Sus actividades eran auspiciadas por la Directora Mundial de las Instituciones Gnósticas – Arnolda Garro de Gómez, V. M. Litelantes – por lo cual recibimos a dicho Abad y a los Misioneros que enviaba, a fin de acatar las disposiciones emanadas de México y conocer las enseñanzas que entregaba.
Todo en la vida tiene sus dos caras, una positiva y otra negativa. Los seminarios a los que aludimos tenían aportes importantes, quizás un poco sesgados hacia una psicología entregada por el Maestro Gurdjieff, pero realmente interesantes. En su faz negativa encontramos la técnica que se aplicaba, exagerada en su disciplina, dura y desubicada.
En nuestro país, no dio resultado. La diáspora de Hermanos fue alarmante.
El 5 de junio de 1983 la asociación se mudó a la finca de Bulevar Artigas 1443 bis, en una zona barrial de gran tránsito vehicular y peatonal, iniciándose una nueva etapa, resurgiendo la Gnosis prácticamente de cero radical, con gran empuje y vigor.
Ya para mediados de ese año, editábamos la revista El Guerrero, con material extraído de las conferencias y los libros de nuestro amado Gurú, junto al aporte de algún instructor, y el magno esfuerzo de los Hermanos Carlos Novi, Ricardo Canale entre otros para poder imprimirlo.
Este último, de aquí en más, se convirtió en una de las figuras más destacadas en la labor Misional, recorriendo el país entregando el mensaje, dictando conferencias, seminarios, curso de instructores, con singular amor y desapego por la vida personal.
Este primer ciclo de actividades gnósticas que se inició con las primeras conferencias de Luis Casale, finalizó con un hermoso Seminario de Naturismo dictado por María Victoria Martínez, esposa del querido Hermano Daniel Saiz; duró cinco años aproximadamente y culminó con el cierre de las actividades en la sede de la calle Yi.
A término del año 1985 y comienzos del 86, se gestó en el seno de nuestra organización, una situación crítica que culminó con el surgimiento de una nueva institución gnóstica. Nos referimos al Centro de Estudios de Ciencias Naturales y Disciplinas Afines, que con un importante número de Hermanos, decidieron trabajar en forma independiente de nosotros, entregando la doctrina tal cual nos la dejara el V.M. Samael Aun Weor, vinculados directamente con la Sede Mundial de México.
Fue una experiencia fuerte para todos, pues era la primera vez que se escindía un grupo de la asociación. Sabíamos que su línea de trabajo era igual a la nuestra, pero no íbamos a estar juntos, se había formado un nuevo batallón dentro del mismo ejército, con la particularidad de ofrecer asistencia a los enfermos aplicando la elementoterapia extraída del Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica del Maestro Samael.
Recordamos la experiencia que tuvo un miembro de 2ª. Cámara con el Logos de Marte en el mundo astral, cuando le preguntó que hacer frente a las circunstancias tan difíciles que todos vivimos en la asociación…: “Falta comprensión” expresó el Maestro.
La razón la podíamos tener ambas partes según la óptica de cada uno. Lo real, era que faltó trabajo, no hubo comprensión. Duras palabras que golpearon fuerte a quienes pensábamos que estábamos en lo cierto.
Por esta época, Gonzalo Ortiz y Silvia Ares dejan el Lumisial de Salto y van a la ciudad de Punta del Este, donde abren un centro gnóstico que posteriormente se va a convertir en el Lumisial Anubis.
Sin embargo, tal vez haya sido lo más debilitante para nuestra asociación, el alejamiento de numerosos Hermanos que se fueron para la Iglesia Gnóstica liderada por Teófilo Bustos, V.M. Lakhsmi.
Recordamos que se hicieron contactos con allegados al V.M. Lakhsmi y fuimos con algunos miembros de AGEACAC a la convivencia que realizaron en Córdoba en 1990. Realmente regresamos motivados anímica y espiritualmente, con la fraternidad y los aportes recogidos. Propusimos a la grey la visita de una comitiva de la Iglesia encabezada por el Maestro.
La oportunidad no se hizo esperar y finalmente recibimos a la delegación en el Ateneo de Montevideo. Muy interesante fue la experiencia. Numerosos Hermanos encontraron en el V.M. Lakhsmi al guía espiritual que necesitaban. Por parte de los directivos de nuestra asociación, buscamos una orientación a fin de crear un Monasterio y realizar un Curso Misional en tierras uruguayas. Una cosa derivó en otra, la idea se fue enriqueciendo y terminó con la construcción de un Templo en el paraje de Ocean Park, cercano al balneario de Punta del Este.
Cambios en las metas, algunas diferencias en la forma de comprender aspectos doctrinarios y en los procedimientos seguidos, condujeron a una definición que llevó a muchos estudiantes de todas las cámaras - por el año 1993 - a continuar sus trabajos en una u otra institución.
La asociación que fundamos en 1976 – AGEACAC – fue un pródigo árbol cuyos brotes germinaron y crearon muchas otras organizaciones gnósticas.
Los instructores formados de nuestras filas no serían Misioneros egresados de cursos regulares dictados en algún Monasterio, pero lo eran de alma y con bastos conocimientos doctrinarios enseñados con objetividad y exclusivamente extraídos de lo legado por el V.M. Samael Aun Weor.
Estos procesos permitieron que por una institución o por otra, se entregara el Mensaje de Acuario en todo el país, ya sea bajo la óptica de la Antropología, de la Medicina o de la Iglesia, con muchos esfuerzos, sacrificios y amor, indudablemente.

* Los Encuentros y Congresos

Una nueva experiencia realizamos a mediados de 1986. Nos referimos al 1er. Encuentro Gnóstico que se realizó en la ciudad Paysandú, al cual concurrieron estudiantes de 1ª y 2ª Cámara de todo el país además del público en general.
El resultado fue excelente, no sólo porque dio mucha fuerza al Lumisial de la localidad, sino que además sirvió para unir con más fraternidad a todos los Hermanos, compartiendo conocimientos y vivencias inolvidables.
En diciembre del mismo año, invitamos a Fernando Salazar Bañol (fue secretario del V.M. Samael en México) a realizar una actividad en Montevideo. Elegimos para la oportunidad el Salón de Conferencias del Liceo Francés, donde nuestro querido amigo y Hermano dictó un Seminario sobre Musicoterapia. Con un marco enorme de público, Fernando desplegó toda su capacidad para transmitir conocimientos, culminando el evento con una práctica de meditación que dejó en óptimas condiciones físicas y anímicas a las personas asistentes.
Los Encuentros Gnósticos se continuaron anualmente hasta 1991; luego vino un paréntesis y se retomaron el 9 de octubre de 1999 con el 1er Congreso Nacional de Antropología Gnóstica que con gran éxito se realizó en el Ateneo de Montevideo.
A fines de ese año, participamos junto a mi esposa Maty y a Gonzalo Peñalva (actual Director del Lumisial Sanat Kumará, IEGA), como delegados en el Congreso Gnóstico de Canadá. Dicho evento internacional, magníficamente organizado, no sólo aportó los conocimientos vertidos en las diversas ponencias, sino que permitió conocer más de cerca la situación internacional del Movimiento. Se aclararon algunos temas pendientes, y observamos como lamentablemente la Sede Mundial de México comenzaba a mostrar divergencias internas que conducirían a nuestro progresivo alejamiento de esa dirección, para trabajar ya en forma totalmente independiente.

* Gnosis en establecimientos penitenciarios

Fue durante una audición del programa radial “Nuestra Casa” – por el año 1981 - que recibimos la llamada de un recluso del Penal de Punta Carretas, solicitando que lo visitáramos para conversar sobre los temas que tratábamos en la emisora. Sorprendidos, pero firmes en no rechazar ofertas de entregar el mensaje, aceptamos públicamente el reto y accedimos a la invitación.
Con el tiempo llegamos a hacernos amigos, colaboramos con algunas iniciativas que tenía para canalizar actividades culturales, promoviendo - en la revista Noticias donde escribíamos en ese entonces - El Teatro Experimental Penitenciario, campaña que culminó felizmente con la puesta en escena de “Almendras Amargas”, una obra que se llevó a cabo en el mismo establecimiento penitenciario, con gran éxito y la admiración de todo el público presente, por los dotes artísticos de los improvisados actores.
Fue en este mismo año que un oficial de la guardia del Banco donde trabajamos – H. Pimienta, estudiante de la Gnosis - nos presentó al Director de Establecimientos Penitenciarios, a fin de poder plantearle la posibilidad de dar clases de Gnosis en la Cárcel de Punta Carretas, donde se encontraba el amigo que había establecido contacto radial con nosotros.
Una vez concretada la cita, el Oficial Mayor Quintana nos recibió e invitó a compartir un almuerzo durante el cual expusimos nuestra iniciativa. Luego de escuchar atentamente y preguntarnos con marcado interés sobre el contenido de esta doctrina, nos realizó el siguiente planteamiento: primero dar clases a los oficiales y la guardia durante la hora de instrucción, y luego a los reclusos.
Nuestra sorpresa fue grande, pero aceptamos el ofrecimiento, no sin cierto nerviosismo e incertidumbre. Una vez coordinados los días y horarios, nos presentamos al compromiso asumido, junto al oficial del Banco con quién iniciamos este emprendimiento.
El salón a donde nos condujeron era largo y amplio en forma de “U”. De pie, sobre cinco hileras de gradas a nuestra derecha e izquierda estaba el personal de guardia y hacia el frente, toda la oficialidad. Si bien reconocemos que la situación era un tanto inquietante, nos sentíamos seguros, respaldados por el Logos de Marte. No fue sencillo hablar en el centro de la sala, pues al hacerlo dábamos la espalda a una parte del público presente; pero con algunos pasos y giros efectuados con lentitud, logramos centralizar la atención en la propuesta que llevábamos: entregar la enseñanza.
En total la experiencia duró unos 3 años aproximadamente, hasta que el gobierno dictó una norma de amnistía para los presos políticos y delincuentes comunes.
No pudimos llegar a una 2ª Cámara debido a las circunstancias de reclutamiento, pero sí a una 1ª Cámara Avanzada. El material que ingresábamos para los estudiantes era censurado por las autoridades, debiendo seleccionar aquellos textos que tuvieran enseñanzas que pudiesen ser observadas, como por ejemplo las técnicas jinas, obviamente.
En un ambiente tan denso y siniestro como el que uno se encuentra en dichos lugares, parece imposible que la Luz brille, pero sin embargo, estos hombres que recibieron la Gnosis y la practicaron en el Establecimiento Penitenciario de Punta Carretas y en otros similares, vivieron experiencias místicas de alto voltaje, algunas tan extraordinarias que raramente encontramos ejemplos similares en nuestros propios Lumisiales.
La misericordia de Dios es infinita y llega a los lugares más recónditos y sombríos de este universo.
Aprendimos mucho también de todo ese ciclo. Fundamentalmente, como llegar a gente tan problematizada, mediante un lenguaje accesible a su entendimiento y a las circunstancias. Comprendimos que no por el hecho de estar libres somos mejores a ellos, así como también, cuanto se sufre al estar lejos del Padre.
Recibimos mucho afecto y hasta obsequios confeccionados por ellos mismos, en agradecimiento por la ayuda que estaban recibiendo. En especial recordamos por su belleza, una Virgen con su Niño, trabajo realizado en madera con arte semi-abstracto, que ubicamos en el salón de recepción del Centro Apolo.
Aún luego de pasado algún tiempo de estar en libertad, muchos de esos estudiantes se acercaron a nuestro lugar de trabajo para saludarnos y contarnos de sus vidas, en la mayoría felizmente encausadas. Hubo quienes llegaron a ingresar a 2ª. Cámara… por un tiempo muy breve pues la vida los llevó por otros rumbos.

* Un nuevo proceso y nuestras conclusiones

En el año 1998 retornamos a la presidencia del Consejo Ejecutivo Nacional, luego de alejarnos 10 años aproximadamente de los cargos directivos. Finalmente, el 15 de octubre de 2004 presentamos una carta a los Hermanos y Directivos de la asociación, donde establecimos los motivos de nuestro definitivo alejamiento de la institución.
Pero no nos fuimos de la Gnosis; seguimos en la Gnosis, seguimos trabajando en el Despertar, en los 3 Factores de la Revolución de la Conciencia, con Hermanos de instituciones gnósticas nacionales e internacionales que siguen estudiando y practicando la doctrina del Maestro Samael tal cual nos la dejó, reconociéndolo como Avatara de Acuario y Patriarca de la Santa Iglesia Gnóstica.
Al respecto queremos agradecer a Fernando Salazar Bañol y a los Hermanos Gnósticos de Brasil por la hospitalidad, fraternidad y cariño con que siempre nos han recibido, invitado y alentado en estos momentos tan especiales. También lo queremos hacer con el Hermano Director Gonzalo Peñalva y la grey del Lumisial Sanat Kumará del IEGA, por brindarnos igual acogida en su centro.
Fueron 27 años magníficos de los cuales podemos dar testimonios sobre la intensidad de la lucha, los sacrificios de los Hermanos, la asistencia del V.M. Samael, su protección, amor y fuerza, y de los logros alcanzados.
En un balance general, quedaron muchas cosas por hacer, pero se concretaron metas muy importantes.
Fundamentalmente se estableció una sólida base para que el Avatara diera el mensaje de Acuario a través de sus Misioneros, para que la Logia Blanca asistiera y protegiera a las almas de los que han sido llamados a trabajar sobre sí mismos.
En cuanto a la difusión, se dictaron conferencias públicas en centros culturales, escuelas, establecimientos oficiales, se dieron clases, seminarios, cursos de Instructores, se creo un Kinder para los hijos de los estudiantes, se realizaron Encuentros y Congresos Nacionales, hubo delegados de nuestra asociación en eventos internacionales, dimos clases en los establecimientos penitenciarios, se asistió a los pobres, visitó a los enfermos y juntó juguetes para los niños más humildes entregándoselos en sus hogares u hospitales.
Se difundió el mensaje por diarios, revistas y boletines, se imprimieron las conferencias y los libros del Maestro Samael, tuvimos un programa radial y se habló por todas las emisoras a nuestro alcance, estuvimos en varios ciclos de televisión tanto en canales particulares como oficiales.
De los hombres y mujeres que acudieron a la invitación de AGEACAC a escuchar la doctrina del Cristo Samael, se formaron Hermanos, directivos, Instructores, Misioneros, verdaderos paladines gnósticos que aprendieron sobre la marcha a luchar en el campo de batalla contra las tinieblas de la ignorancia, sin más armas que la fe y el conocimiento.
Estos Hermanos, con el ejemplo y la guía del Comandante en Jefe del Ejército de Salvación Mundial - Maestro Samael Aun Weor - con la protección y asistencia de la Logia Blanca, siguiendo a su Cristo Intimo, encontraron la forma de encarnar la Verdad trabajando sobre sí mismos, viviendo de instante en instante, de momento en momento.
En medio de una dictadura, en circunstancias tremendamente adversas, surgió la Gnosis en el Uruguay, y se abrió en múltiples ramas para ofrecer a través de otras instituciones la psicología salvaje del Superhombre.
¡Gracias Maestro Samael por habernos convocado, gracias por entregarnos tus enseñanzas, por la oportunidad que nos has brindado! ¡Gracias por amarnos y protegernos!